viernes, 13 de mayo de 2011

Leyendas Urbanas

Una noche común y corriente un colectivo, de la línea 114 estaba terminado su jornada del día. Cuando estaba llegando a su penúltima parada una niña se cruzó velozmente por la calle. El colectivo la arroya, retrocede y esquiva el cadáver. Luego de unos minutos de ir a toda velocidad para escapar de la chica atropellada y de terminar su última parada mira el espejo retrovisor y ve a la chica que había arroyado sentada en el último asiento mirándolo fijo y llorando.
Florencia Rouco

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