sábado, 2 de abril de 2011

Poema de un tren.


No pienses en llorar, bajo ninguna circunstancia.
Ni buscar en tu recodo recuerdos de la infancia, recuerdos olvidados.
No intentes tampoco, pensar en mi ausencia, en mi rostro, en mi voz, alejados.
Y te lo digo ahora que me queires escuchar.
Que necesitas escucharme, tenerme en tu memoria.
Te digo ahora, que mañana marcharé. Mi tren marcha mañana.
Viajaré por el cielo y por las nubes.
Recorreré mares y montañas, buscando así, mi libertad.
Iré por el Este y el Oeste, por el Norte y el Sur.
Daré mil vueltas a mi casa recordando.
Buscaré lo que no busco, y encontraré lo que tenga que encontrar.
Como cuando al amarnos nos encontrábamos entre miradas.
Y nos conocíamos.
¡Ah! Y no me extrañes, sólo recorre el sol y encuentra mi presencia.
Y me amarás como me amabas, y reirás como solías reír...
Como un ciego, con los ojos tapados, me dejaré llevar por el viento.
Y como un preso, con las manos selladas, me dejaré caer.
Así como caen las ojas en otoño y la blanca nieve en el invierno.
Y encontrarás, en silencio, mi cuerpo.
Y llorarás, cuando rogué, bajo tu dulce abrazo, que no llores por mí.
Y la mañana que tenga que volver, perderé mi vuelo, y quizá no pueda llegar.
Y pensarás que algo me pasa.
Si te amo en verdad.
Mas sabrás que marcho mañana,
Pero mi tren, siempre vuelve a casa.

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